Huelva en otoño: colores, sabores y planes para la temporada
El otoño transforma Huelva en una tierra de contrastes cálidos, aromas intensos y paisajes que invitan a caminar, saborear y descubrir. La provincia ofrece una combinación perfecta de naturaleza, gastronomía y cultura para quienes buscan planes tranquilos, auténticos y conectados con el entorno.
Bosques teñidos de ocres en la Sierra de Aracena
Durante el otoño, los castaños, robles y alcornoques de la Sierra de Aracena cambian de color, creando un mosaico de tonos dorados, rojizos y cobrizos. Senderos como el que une Alájar con Linares de la Sierra o el que parte de Galaroza permiten adentrarse en estos paisajes y disfrutar del crujir de las hojas bajo los pies. Es una de las mejores épocas del año para recorrer la zona y visitar sus pueblos blancos.
Temporada de setas y castañas
El otoño marca el inicio de la recogida de setas y castañas en las zonas altas de Huelva. Las jornadas micológicas y las rutas guiadas por los bosques son una actividad muy popular. En pueblos como Aracena, Cortegana o Almonaster se organizan eventos dedicados a estos productos, con degustaciones, venta directa y propuestas gastronómicas en los bares locales.
Jornadas del jamón ibérico
Es en otoño cuando comienza el periodo de la montanera, y con él, las jornadas dedicadas al cerdo ibérico y sus derivados. En Jabugo, Cumbres Mayores o Cortegana se celebran ferias y eventos donde se pueden probar embutidos, asistir a demostraciones de corte de jamón y visitar secaderos artesanales. La dehesa en esta estación luce en todo su esplendor.
Otoño en los parques naturales
Tanto el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche como Doñana ofrecen rutas y experiencias adaptadas a la temporada. Senderismo, observación de aves, fotografía de paisajes y paseos a caballo son algunas de las propuestas. Además, el clima suave y fresco hace que estas actividades sean especialmente agradables.
Escapadas rurales con chimenea
El otoño invita a desconectar en alojamientos rurales con encanto. Casas entre montañas, chimeneas encendidas, mantas gruesas y desayunos con pan de pueblo y miel. Muchos alojamientos ofrecen cestas con productos locales y vistas espectaculares a bosques teñidos por la estación.